Cuando Colombia llegó a la Copa América de Chile sobre sus hombros cargaba la presión de haber realizado un excelente mundial en Brasil, sin embargo la poca continuidad de varios de los titulares despertaba un manto de dudas sobre el rendimiento que se podría alcanzar.
El primer partido frente a Venezuela reflejó los pocos minutos que en la temporada habían tenido Zuñiga que llegaba de una lesión que lo tuvo casi sin jugar en el Nápoles, Armero que fue eterno suplente en el Milán de Insagui, Cuadrado que en el Chelsea no logró tener el mismo número de minutos que traía en la Fiorentina y Falcao que estuvo más en el banco del Manchester United durante el primer semestre de 2015. Todas nuestras esperanzas recaían en James el 10 de la selección y del Real Madrid, en ese partido (y en general en la copa) no brilló; ese 1 - 0 en contra puso en tela de juicio la elección de Pekerman que dejó en el banco a Jackson Martínez goleador por tercera temporada consecutiva en el Porto y puso al Tigre Radamel.
Frente a Brasil en el segundo partido fue como si el equipo se hubiese acordado del Mundial jugado en tierras cariocas un año antes y respaldados en un Carlos Sanchez inmenso que anuló a Neymar Colombia logró con un gol de un defensa un triunfo apretado que dejó al equipo de nuevo en la pelea.
Al partido con Perú se llegaba animado, Colombia creía que su fútbol había vuelto, pero no fue así, un empate dejó a los cafeteros dependiendo de Brasil para llegar a cuartos de final, pero más que un empate fue una derrota, se lesionó Edwin Valencia y Carlos Sanchez vio la tarjeta amarilla que lo alejaba de la posibilidad de estar ante Argentina porque los cariocas (Brasil) nos hicieron el favor de ganarle a Venezuela y nos remolcaron a la siguiente ronda.
Ante Argentina el equipo no estuvo, no apareció James, Cuadrado no fue peligroso en ataque, Ibarbo no pesó a la hora de poner en aprietos a la zaga celeste, otra vez fueron figuras y de que tamaño el arquero Ospina (fue un héroe), Murillo anulando a Messi, Zapata magistral en cada cierre, Cardona que tomó la bandera de recuperador y se dedicó a quitar balones y salir jugando, a los delanteros no les llegó una sola pelota limpia.
En la retina nos quedó ese equipo del Mundial, ese que no se arrugó ante ningún rival (ni con el local) y ese esperábamos ver, sin embargo el fútbol es tan cambiante que nuestros referentes no estuvieron a la altura de la competencia. Al mundial llegamos sin la presión de ser favoritos, con la ilusión de hacer una decorosa actuación, a la Copa América íbamos con la obligación de llegar a la final y nos quedamos en cuartos, muchas cosas para revisar, hicieron falta jugadores como Guarín y Aguilar, ahora en 3 meses llegan las eliminatorias y esperamos que el equipo recuerde esa suficiencia y tenacidad que nos caracterizó en Brasil porque el camino a Rusia 2018 es largo y espinoso.
Camilo Andrés Díaz
@infadres
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